"Mi definición de éxito es poder brindar confort en el estado más vulnerable de alguien."
Me llamo Phoebe y soy estudiante de primer año de medicina en el Royal College of Surgeons in Ireland (RCSI). Crecí en Sabah, viendo a mis padres tratar pacientes en una humilde clínica donde la medicina era más un acto de servicio que una profesión. Desde realizar exámenes de salud en zonas rurales hasta adaptarme a los inviernos de Dublín lejos de casa, mi viaje ha sido una acumulación silenciosa de pequeños momentos definitorios. Estoy aquí hoy no porque el camino fuera claro, sino porque decidí no dejar de caminar.

Convirtiéndome en mi propio punto de referencia académico
En la escuela secundaria inferior, nadie, ni siquiera yo misma, creía que algún día estudiaría medicina. Todavía recuerdo el día que llevé a casa mis resultados de Form 4. Mis padres no dijeron una palabra; solo me miraron. Su silencio fue más fuerte que cualquier regaño. Pero quizás ese silencio era exactamente lo que necesitaba. Porque ese fue el momento en que decidí que quería más, no para impresionar a nadie más, sino para probarme a mí misma que era capaz.
Dejé de medirme contra los "niños inteligentes" y comencé a competir con la versión de mí misma del día anterior. Me sumergí en mis libros con una especie de obsesión silenciosa. Y cuando salieron los resultados del SPM, 9As (7A+2A) me devolvieron la mirada. Por primera vez, no era solo la aprendiz de alguien; era alguien de quien finalmente podía estar orgullosa.
La medicina me encontró a mí, no al revés
Mis dos padres trabajan en el campo de la medicina, así que los hospitales y las clínicas formaban parte del paisaje de mi infancia. Pero no fueron sus títulos lo que me inspiró, sino cómo se comportaban. Recuerdo una tarde, mucho después del horario de cierre de nuestra clínica en Sabah, cuando mi padre notó a una familia esperando afuera. En lugar de rechazarlos, se acercó y examinó a su hija allí mismo en el coche. No cobró ninguna tarifa de consulta, no porque se lo pidieran, sino porque le importaba. No se trataba del reloj ni del costo. Se trataba de hacer lo correcto. Ese momento quedó grabado en mí. Me enseñó que la medicina, en su esencia, es servicio: silencioso, sin glamour, humano.
Más tarde, durante mi año de fundación en RUMC (RCSI & UCD Malaysia Campus), me sentí atraída por cada oportunidad de alcance comunitario disponible. Viajamos a las zonas rurales de Perak para realizar exámenes de salud, organizamos campañas de concientización en centros comerciales y enseñamos a los niños los fundamentos de la nutrición. Cada iniciativa me recordaba que la medicina no se trata solo de libros de texto o estetoscopios. Se trata de presentarse con empatía, con propósito, con presencia.


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Obtener la Beca BCNS: Un Salto de Fe de 100 Palabras
La Biasiswa Cemerlang Negeri Sabah (BCNS) es la razón por la que estoy aquí hoy. Cada año, 40 estudiantes reciben esta beca, pero solo 10 de esos lugares se ofrecen a solicitantes no Bumiputera. Tuve la suerte de ser seleccionada en la categoría Bumiputera. La BCNS no es muy conocida. Es una de esas oportunidades raras y silenciosas que a menudo pasan desapercibidas. A diferencia de muchas otras becas, te da la libertad de perseguir tu pasión, incluso en campos exigentes como la medicina, sin sentirte encasillada.
No hubo un largo proceso de solicitud ni entrevista con un panel, solo una tarea: escribir un ensayo de 100 palabras explicando por qué mereces la beca. Mi respuesta fue clara y honesta: quiero regresar y servir a la gente de Sabah. Esa única frase llevaba el peso de todo lo que creía.
Adaptación en Irlanda: Entre el sol y las sombras
La adaptación no fue solo cultural; fue profundamente emocional. Nunca pensé que extrañaría tanto el sol. En invierno, la luz del día se desvanece rápidamente. Algunos días, sentía como si viviera en un atardecer permanente. Esa oscuridad se infiltraba en mi estado de ánimo, haciendo difícil mantenerme motivada o incluso esperanzada.
Aun así, me mantuve firme. Encontré consuelo en las pequeñas cosas. Aprender a cocinar auténtica comida malasia (¡sí, hice rendang desde cero!), mantenerme en contacto con amigos, y dormir cada noche con la misma almohada que mi abuela cosió para mí cuando tenía cinco años. Todavía está en mi cama. No importa cuán grises se pongan los cielos, esa almohada me recuerda de dónde vengo y por qué sigo adelante. Y cuando algún desconocido ocasional lanzaba un comentario lateral con intención de herir, aprendí a no dejar que me afectara. Hay más luz en la bondad y la resiliencia.
El coraje de levantar la mano
En las aulas de Malasia, siempre estaba callada. Pensaba que hablar significaba arriesgarse a ser juzgada. Equiparaba el silencio con la seguridad y las preguntas con el riesgo. Pero aquí en RCSI, la cultura es diferente. Se espera que hagas preguntas, des opiniones y debatas ideas. Al principio, estaba aterrorizada. Pero con el tiempo, comencé a levantar la mano y me di cuenta de que estar equivocada no te hace menos inteligente. Solo significa que estás aprendiendo en voz alta.
La escuela de medicina no es fácil. Seis clases al día, interminables prácticas de anatomía y esa constante y silenciosa presión de nunca sentirte completamente al día. Pero incluso cuando estoy agotada, abrumada o atrasada en mis repasos, aún me siento anclada. Ahora, no solo estoy aprendiendo medicina, me estoy convirtiendo en el tipo de doctora que alguna vez admiré.
Palabras de consejo: De un soñador a otro
Si estás leyendo esto y eres el estudiante que está luchando con las ciencias, que siente que nadie cree en ti, yo fui esa estudiante. Fracasé, lloré, dudé. Pero no me rendí. No tienes que ser perfecto. Solo tienes que ser persistente.
Y si eres de Sabah o de cualquier otro lugar poco representado, hay becas disponibles. BCNS. BKNS (Biasiswa Kerajaan Negeri Sabah). Y otras más. No esperes a que alguien te lo diga. Ve a buscarlas. Pregunta. Solicita. Nunca sabes qué podría cambiar tu vida.
Solía pensar que no merecía soñar en grande. Pero aquí estoy, en Dublín, una chica Kadazan llevando su identidad como una armadura, estudiando para algún día regresar y servir a su comunidad. Llevo mis raíces conmigo. Y ahora lo sé: no soy inferior a nadie. No soy esclava de nadie, y nadie es mi amo. Tengo derecho a brillar. Y tú también.