Dejando Taskent
Crecí en Taskent, donde mis días estaban llenos de clases de dibujo, entrenamientos de voleibol y fines de semana en eventos como MUN, Digital Generation Girls e IT House. Me gustaba estar ocupada, y esas actividades despertaron mi curiosidad por el mundo más allá de mi ciudad.
Cuando oí hablar de la Samarkand Presidential School, supe que quería estudiar allí. Los exámenes eran difíciles, así que tomé una decisión audaz: me mudé a Samarcanda un año antes para prepararme. No fue fácil dejar atrás a mis amigos y la vida que conocía, pero creía que el riesgo valía la pena.

Por qué elegí China
En Uzbekistán, cuando la gente habla de «estudiar en el extranjero», normalmente se refiere a Estados Unidos. Es el sueño de muchos. Pero yo no quería seguir el camino de siempre. Mi mamá fue la que me impulsó a pensar de forma diferente: creyó en mí incluso cuando ni yo misma estaba segura.
China me parecía emocionante. Era un lugar desconocido, lleno de historia, cultura y oportunidades que nunca antes había experimentado. Quería ver el mundo desde una perspectiva completamente nueva, y postular allí me pareció el paso correcto.
Más que solo números
Mis calificaciones eran buenas, aunque no perfectas: un GPA de 3.9, un 7.5 en el IELTS y 1510 en el SAT. Apliqué con mis calificaciones pronosticadas de A-Level —A en Matemáticas, A en Economía y B en Negocios—, ya que los resultados finales llegaban más tarde.
Pero las verdaderas lecciones las aprendí fuera del aula. Hice una pasantía en el Parlamento de Uzbekistán como contadora, donde pude ver de cerca cómo funcionan las instituciones en la vida real. También inicié HoneyComb, un pequeño proyecto en el que enseñaba Negocios, Inglés y Economía a estudiantes de entornos desfavorecidos. Enseñarles me recordó que el conocimiento no significa mucho si no se comparte.

Por qué sentí que DKU era para mí
Lo que me atrajo de Duke Kunshan no fue solo su nivel académico. Fue la mezcla: la energía de un campus al estilo estadounidense combinada con la cultura china.
Admiraba el campus principal de Duke en Estados Unidos por su tradición deportiva: han competido contra universidades de primer nivel como Harvard y MIT, y a menudo han resultado ganadores. Pero las becas allí eran difíciles de conseguir y los problemas con la visa eran frecuentes. DKU me pareció una opción más realista y, sinceramente, más emocionante. Ofrecía la misma calidad académica, pero en un entorno completamente nuevo.
Escribir sobre un viaje en taxi
En cuanto a los ensayos, sabía que no quería escribir sobre algo genérico. Al principio, seguí los consejos de los demás, pero al final lo reescribí todo para que sonara como yo.
Mi ensayo personal trataba sobre algo tan cotidiano como un viaje en Yandex Taxi. Cada fin de semana, cuando volvía a casa desde la residencia, los taxistas me preguntaban cuánto había pagado para entrar en la Presidential School. No era un ataque, solo demostraba lo normalizada que se había vuelto la corrupción en las conversaciones del día a día.
Esa pregunta se convirtió en el corazón de mi ensayo. Escribí sobre cómo quería usar la economía para luchar contra la corrupción y crear sistemas que valoraran el mérito en lugar del dinero. No era una gran historia, pero era sincera.
Recibir comentarios
También usé Borderless para revisar mis ensayos. Sus comentarios fueron directos y prácticos, lo que me ayudó a pulir mis borradores sin perder mi propia voz.
Lo que aprendí
Empieza a prepararte para el SAT con tiempo, te ahorra mucho estrés.
Ten cuidado con los consejos que aceptas. No todo el mundo sabe de lo que habla.
No hagas actividades extracurriculares solo porque se “ven bien”. Haz cosas que de verdad te importen.
Y lo más importante, escribe tu solicitud con tu propia voz.
Echando la vista atrás
Todo el proceso duró unos seis meses. No fue fácil: hubo noches largas, momentos de duda y ocasiones en las que me preguntaba si de verdad podría conseguirlo. Pero al final, aprendí que no necesitas ser perfecta, solo auténtica.
Para los estudiantes de Uzbekistán y de cualquier otro lugar, es posible estudiar en el extranjero. Se necesita esfuerzo, perseverancia y la voluntad de tomar un camino diferente.
Si pudiera volver atrás y decirle una cosa a mi yo más joven, sería esto: sueña a lo grande, pero no tengas miedo de soñar de forma diferente. A veces, los caminos más inesperados son los que más te forman.




