"El éxito, para mí, no se trata de títulos o trofeos; se trata de inspirar a la próxima generación a creer que incluso con contratiempos y desafíos, siempre puedes esforzarte por ser la mejor versión de ti mismo."
Soy Mun Yau, y mi trayectoria nunca ha sido un camino directo. Ser el mayor de mi familia significó descubrir las cosas por mí mismo, aprendiendo a través de prueba y error qué oportunidades podía aprovechar. Cada oportunidad era mi manera de presentar mi mejor versión, de decirle al mundo que estaba listo para ganarme un lugar en la mesa.

La Beca ECM Libra: Un Salto hacia la Oportunidad
Mi primera gran oportunidad llegó con la Beca de la Fundación ECM Libra, que me otorgó un lugar en Epsom College en Malasia para mis A-Levels. La beca completa cubría todos los gastos escolares y de alojamiento. Al principio, me postulé simplemente porque pensé, "¿Por qué no?"; fue mi primer intento de escribir un ensayo para una beca y presentarme de esa manera. Para mi sorpresa, fui seleccionado.
Epsom fue una revelación. Era un internado donde me encontré rodeado de compañeros de entornos mucho más privilegiados. Sin embargo, una vez que nos pusimos el mismo uniforme, vivimos en los mismos dormitorios y compartimos las mismas dificultades de la temporada de exámenes, me di cuenta de que la riqueza no definía el carácter. Allí construí amistades sólidas: amistades que siguen siendo cercanas para mí hasta el día de hoy. El viaje académico que tuve en Epsom se convirtió en un trampolín hacia logros que valoro profundamente. Obtuve 5A* en mis A-Levels, logrando la puntuación más alta del mundo en Química y la más alta de Malasia en Física.

Alcanzando el cielo: Mi obsesión aeroespacial
Más allá de lo académico, siempre he tenido una fascinación por los cohetes y los aviones. Esa pasión me llevó a crear una actividad extracurricular de Aeroespacial, donde mi sueño inicial era diseñar y volar aviones. Aunque nuestras grandes ambiciones superaron nuestros recursos y plazos, la experiencia me enseñó la importancia de construir y aprender juntos. La actividad aún continúa, dirigida por mi profesor, un graduado en aeroespacial que creyó en la visión.
Esta pasión también dio forma a mi Proyecto de Calificación Extendida (EPQ). Mi proyecto, titulado "Modos de fallo en lanzamientos de cohetes y formas de mitigarlos", fue una inmersión profunda en la ingeniería aeroespacial. Analicé registros de lanzamientos, identificando causas comunes de fallos, principalmente problemas de propulsión. El trabajo fue intensivo en datos pero emocionante, y consolidó mi amor por explorar problemas tanto a nivel teórico como práctico.
Mi curiosidad no se detuvo ahí. A través de la Asociación de Educación Superior de Malasia (HEYA), me uní al departamento de programas de su evento principal. Coordiné con ponentes, planifiqué contenidos y trabajé en equipo para crear experiencias impactantes para los participantes. HEYA me mostró que la educación y la inspiración van mucho más allá del aula; también se trata de crear espacios donde se puedan compartir ideas e imaginar futuros.
Ingeniería, Ciencias de la Computación y Encontrando Mi Lugar
Mi trayectoria académica ha estado marcada por decisiones pragmáticas. Inicialmente, me inscribí en Ingeniería Mecánica en Monash University Malaysia, respaldado por la Beca Gamuda. La Beca Gamuda es una beca completa que cubre las tasas de matrícula, subsidios de manutención, gastos de alojamiento, compra de libros, subsidio para laptop y pasajes aéreos (para estudiantes que estudian en el extranjero). En ese momento, era una apuesta segura: amplia, flexible y alineada con mi interés en la resolución de problemas.
Pero mi corazón siempre estuvo puesto en Singapur. Había querido estudiar allí desde la escuela primaria, pero el momento y los requisitos de solicitud significaron que tuve que esperar. Finalmente, a través de la persistencia, obtuve un lugar en Singapore Management University (SMU), bajo la Beca ASEAN. La transición de Ingeniería a Ciencias de la Computación estuvo guiada por el principio de que quería resolver problemas, ya sea a través de máquinas o algoritmos. La Beca ASEAN, aunque competitiva y rigurosa, me proporcionó más que apoyo financiero. La beca cubre la matrícula completa y subsidios de manutención, y se renueva anualmente según mi rendimiento académico. Validó años de persistencia, abrió puertas a oportunidades de clase mundial y me colocó en un entorno donde podía crecer más allá de lo académico.
Adaptarse, Crecer y Redefinir el Éxito
Mudarme a Singapur no estuvo exento de desafíos. Estaba lejos de mi familia inmediata, y aunque me quedé con parientes, la soledad era inevitable. Aun así, me recordé a mí mismo mis días en el internado: si pude adaptarme entonces, podría adaptarme ahora. Hacer amigos, aprendí, es a menudo tan simple como acercarse a alguien, saludar y preguntarles sobre ellos mismos. Al final del día, todos somos humanos, y hay un deleite natural que las personas sienten al hablar de sus propias vidas.
A través de estas transiciones, he llegado a redefinir lo que el éxito significa para mí. Ya no se mide únicamente en calificaciones, reconocimientos o becas, sino en algo más profundo y duradero. El éxito, para mí, radica en retribuir a quienes me han apoyado, ya sea financiera o emocionalmente, y en lograr una estabilidad económica donde pueda valerme por mí mismo. Se trata de cultivar la resiliencia, ese tipo que se aferra tanto a la fuerza como a la felicidad, incluso ante la perspectiva de perderlo todo. Se encuentra en construir amistades significativas y nutrir conexiones con la familia y la comunidad, y en última instancia, en inspirar a la próxima generación, mostrándoles que sin importar sus circunstancias, ellos también pueden esforzarse por convertirse en la mejor versión de sí mismos.

Mirando hacia adelante: Un futuro construido a mi manera
Después de graduarme, me veo trabajando en Singapur, cumpliendo con los tres años de compromiso de la Beca ASEAN. Pero más allá de eso, mi objetivo es asumir riesgos. Espero encontrar un puesto en una startup donde pueda aprender incansablemente, contribuir de manera significativa e incluso ayudar a construir algo desde cero. Para mí, los primeros diez años de una carrera son para crecer. El dinero, aunque es importante, es un subproducto; las habilidades y la resiliencia son la base.
Y a través de todo esto, quiero que mi historia refleje una cosa: que viví la vida a mi manera. Ya sea rico o pobre, en el triunfo o en el fracaso, he elegido caminos alineados con mis valores y me he mantenido fiel al impulso que me ha guiado desde el principio.