Actualmente, estoy estudiando en la Universidad del Sur de Kazajistán M.Auezov en Shymkent, especializándome en Farmacia. Mi universidad tiene un programa llamado Movilidad Académica que permite a los estudiantes estudiar en el extranjero en instituciones asociadas de todo el mundo. Me enteré de esto por primera vez cuando era estudiante de primer año. Me intrigó y pensé: "¿Por qué no?", ya que siempre había querido ir al extranjero, y aquí había una oportunidad de hacerlo, aunque fuera solo por un semestre.

Solicitud para el programa de intercambio

Alrededor de abril, comencé a reunir los documentos necesarios. Fue un proceso bastante sencillo: necesitaba un expediente académico, un promedio alto y, por supuesto, dominio del inglés. Mi promedio era de 3.8/4, que incluía solo el primer semestre, ya que comencé a solicitar cuando estaba en mi segundo semestre y aún no tenía las calificaciones. En cuanto al dominio del inglés, requerían un nivel B2 en Polonia. Podías tomar el IELTS o el TOEFL. Resulta que hay dos tipos de TOEFL, y uno de ellos se podía tomar directamente en nuestra universidad. Sin embargo, terminé tomando el IELTS y obtuve un puntaje de 6.0, así que presenté eso como prueba de mi dominio del inglés.

Por qué Polonia

En nuestra Oficina de Movilidad Académica, proporcionan una lista de universidades a las que puedes ir según tu carrera. Desafortunadamente, solo tenía dos opciones para elegir: una en Polonia y la otra en Bélgica. Inicialmente planeaba ir a Bélgica y ya había comenzado a reunir los documentos necesarios, pero al final me dijeron que solo podía estudiar allí en alemán. Los cursos en inglés solo estaban disponibles para programas de maestría.

Me quedé con la opción de ir a Polonia, lo cual acepté, aunque no tenía idea de a qué universidad asistiría hasta el último momento. Nuestra Oficina de Movilidad Académica se encargó de enviar mis documentos a las respectivas instituciones, y me asignaron a la Universidad de Lodz.

Llegando a Polonia

Esta fue en realidad mi primera experiencia en el extranjero y mi primera vez en un avión. Hasta el último momento, no creía que iría porque tuve problemas con mi visa. Tuve que cambiar mis boletos dos veces y volé el mismo día que obtuve mi visa. Tuve una escala de nueve horas en Qatar, lo cual fue bastante intimidante, especialmente porque era mi primer vuelo, pero afortunadamente estaba con mi amiga.

Al llegar a Polonia, mis primeras impresiones fueron de extremo cansancio. Todo lo que quería hacer era ir a mi dormitorio y descansar. No vivía en Varsovia sino en la ciudad de Lodz, que está a aproximadamente una hora y media de Varsovia. Mi impresión inicial de los lugareños no fue muy positiva porque parecían indiferentes. Por ejemplo, estaba cargando una maleta de 30 kilos yo sola, y cuando subí a un autobús o tren, la gente simplemente se quedaba allí, mirando sin ofrecer ayuda. En ese momento, solo quería volver a casa y no estar allí. Pero eventualmente, me acostumbré y las cosas mejoraron mucho!

Alojamiento

Se nos proporcionó alojamiento en una residencia estudiantil. Como habíamos completado la solicitud para la residencia en junio, ya sabía que tendría un lugar donde quedarme. Mi amiga y yo, ambas de Kazajistán, compartimos una habitación en lo que se consideraba una de las mejores residencias del campus.

Otra ventaja era que mi campus estaba a solo 5 minutos a pie de mi residencia. Vivía en lo que se podría llamar una "ciudad estudiantil", con residencias, campus universitarios, supermercados, farmacias y otras instalaciones, todo a poca distancia, lo que lo hacía muy conveniente.

Era mi primera vez viviendo en una residencia estudiantil, pero lo disfruté mucho. El personal de la residencia era muy amable. Aunque no entendíamos el idioma del otro, no fue un problema.

Barreras lingüísticas

La desventaja de vivir en mi ciudad era que casi nadie hablaba inglés, lo que hacía que la comunicación fuera un desafío. Me las arreglé para sobrevivir usando un traductor. La gente podía notar que yo era extranjera y no esperaban que hablara su idioma. Mi apariencia hablaba por sí misma, lo cual era conveniente. Al mismo tiempo, mi ciudad es considerada una ciudad estudiantil, por lo que muchas personas están acostumbradas a interactuar con extranjeros, y los jóvenes generalmente entienden mejor el inglés. La generación mayor, por otro lado, tiene más dificultades con el inglés.

También hablo ruso, que tiene algunas similitudes con el polaco. Sin embargo, los locales tienen una actitud algo desaprobadora hacia el idioma ruso. Una vez, estábamos hablando ruso en un autobús y la gente nos miraba fijamente, así que cambiamos al kazajo. Pero el ruso seguía siendo útil en muchas situaciones, así que estaba agradecida de saberlo.

Aspectos académicos y diferencias en el sistema educativo entre Polonia y Kazajistán

Antes de ir a Polonia, creé un plan de estudios individual para decidir mis clases, que se centraban en química. Tenía cuatro asignaturas en total, siendo una de ellas una pasantía.

Lo más interesante fue que en nuestra clase de química solo había tres estudiantes y todos éramos de Kazajistán. Yo estaba en mi segundo año, mi amiga en su tercer año y otro chico en su cuarto año. Pero todos estudiábamos la misma asignatura juntos.

Las asignaturas en sí eran emocionantes porque, aunque algunos profesores no hablaban bien inglés, intentaban transmitir la información de la manera más clara posible. También eran comprensivos si no entendíamos algo en inglés, ya que estábamos acostumbrados a estudiar en kazajo o ruso. Realmente aprecié que los profesores no ignoraran nuestros problemas, sino que intentaran resolverlos con comprensión. Esto es algo que me gustaría ver en nuestros profesores en Kazajistán.

En Kazajistán, tenemos asignaturas obligatorias que todos estudian independientemente de su especialidad. Por ejemplo, yo estudio química, pero también tengo que estudiar filosofía y sociología, que no me gustan particularmente. Pero en Polonia, pude cambiar de clases fácilmente. Me gustaría que tuviéramos la misma oportunidad en Kazajistán, la capacidad de elegir lo que te gusta en lugar de verte obligado a estudiar ciertas asignaturas.

En general, los estudios se sentían fáciles porque éramos considerados "estudiantes de movilidad académica", lo que significa que estábamos allí solo por un semestre, así que los profesores no eran estrictos con nosotros. Era amiga de estudiantes de tiempo completo y se sentía como si estuviéramos estudiando en dos universidades diferentes. Ellos tenían que estudiar mucho, mientras que nosotros podíamos saltarnos clases sin consecuencias. Tenía sentido porque solo teníamos 4-5 meses y queríamos explorar durante ese tiempo tanto como fuera posible.

Oportunidades de viaje

Fuera de las clases, principalmente viajamos por Polonia y también hicimos largas vacaciones por Europa. Cuando llegué a Polonia, había muchos días festivos, y durante estos días, todos salían de viaje. Una gran ventaja era que podíamos volar a París en una hora y media, y después de otras dos horas, podíamos estar en España o en algún otro lugar. ¡Fue una experiencia increíble!

En nuestro tiempo libre, la universidad organizaba visitas a museos, teatros, filarmónicas y jardines botánicos. Fue una gran oportunidad para familiarizarnos con la cultura polaca.

Beca para el programa

El gobierno de Kazajistán proporcionó una beca que cubría el pasaje de ida y vuelta, el alojamiento en la residencia estudiantil, el seguro médico y las tasas consulares. La educación en Polonia era gratuita. Los fondos del gobierno fueron suficientes e incluso nos sobraron algunos, que devolvimos al final. Sin embargo, los gastos de alimentación y viajes corrían por mi cuenta. Para financiar mis viajes, mis padres me enviaban dinero cada mes, y tenía un trabajo remoto mientras estudiaba: trabajaba como profesora de inglés en una escuela en línea.

¿Por qué hacer un semestre de intercambio?

Esta experiencia me enseñó a ser independiente. Incluso antes de llegar a Polonia, tuve que enfrentar problemas por mi cuenta, sin poder llamar a mi madre para pedir ayuda. Otro aspecto importante es que amplió mis horizontes a través de interacciones con personas de diferentes países.

También me gustó mucho la estructura educativa en Polonia. En la Universidad de Lodz, el programa de licenciatura duraba solo tres años. Incluso consideré transferirme allí, pero desafortunadamente no es posible transferirse; solo se puede volver a inscribir.

Otra cosa que aprendí es que no quiero quedarme en Kazajistán. Cuando regresé a Kazajistán, me di cuenta de que quería volver a Europa, donde me sentía más cómoda. Solía pensar que no me gustaría Europa, pero estaba equivocada y lo disfruté mucho. Fue la mejor experiencia de mi vida. A los 18 años, viajé a tantos países y conocí a tanta gente. ¡Fue inolvidable!