¡De Rumania a Alemania!

¡Hola! Me llamo Ingrid y soy de Rumania. Actualmente estudio IT&Business en la Universidad de Karlsruhe, en Alemania, que es una Universidad de Ciencias Aplicadas.

Pronto empezaré mi tercer año y esta es mi aventura internacional hasta ahora, donde les cuento sobre mis experiencias en el bachillerato, los criterios de admisión y ¡lo que he aprendido en el camino!

Un nuevo modelo de bachillerato

Formo parte de la minoría alemana en Rumanía, ya que mi padre es alemán, así que también hablaba este idioma en casa. Por eso, fui a un jardín de infancia alemán y más tarde al instituto alemán de Timișoara, mi ciudad natal, llamado `Nikolaus Lenau High School`, el único de este tipo en la ciudad. Aquí, todas las asignaturas se imparten en alemán, no en rumano; además, hay una sección especial donde tenemos exámenes de alemán, historia de Alemania y matemáticas, junto con el examen de rumano. A partir del noveno grado, tuvimos profesores traídos de Alemania que enseñaban solo en este idioma, siguiendo su plan de estudios.

Por ejemplo, en matemáticas no resolvíamos los mismos tipos de ejercicios que en los institutos rumanos, sino problemas aplicados a situaciones de la vida real. Por eso el Bachillerato alemán te prepara no para memorizar, sino para pensar de forma crítica. En historia, por ejemplo, no solo nos preguntaban qué pasó en 1918, sino que teníamos que comparar cómo el sistema nazi llegó al poder en Alemania con la forma en que los comunistas tomaron el poder en la RDA después de 1945.

Estos años me formaron no solo académicamente, sino también personalmente. Crecí entre dos culturas, sin pertenecer del todo a ninguna de las dos, pero esto me dio una perspectiva única de ambas. Para mí, el sistema alemán era más participativo y práctico, lo que hacía que el aprendizaje fuera más relevante para la vida real.

Actividades extracurriculares

Aspire: donde el liderazgo se encuentra con los negocios

Hasta décimo grado, no me di cuenta de la importancia de las actividades extracurriculares ni de que podían ayudarme a decidir qué quería estudiar. Entonces, por casualidad, encontré Aspire Academy en Instagram, un programa de liderazgo que también funciona en Rumania. No entendía del todo de qué se trataba, pero como para entonces ya había oído hablar de las Ivy Leagues, me pareció interesante y apliqué. En ese momento, era vicepresidenta del consejo estudiantil y participaba en las olimpiadas nacionales de español y

Sobre la sensación de quedarse atrás

Siempre he tenido la sensación de quedarme “atrás” y, aún hoy, a veces me siento así en comparación con los demás. Creo que es un sentimiento natural: el crecimiento constante y los estándares que nos fijamos siempre generan esta sensación y, por eso, me parece fundamental tomarse un tiempo para practicar mindfulness y reflexionar activamente sobre el pasado.

Este año en la universidad, fui líder del equipo de gestión de Formula Student. Al mismo tiempo, trabajé intensamente para mi propia empresa y mis clientes, mientras intentaba mantener mi vida personal y seguir aprendiendo. Mis notas bajaron un poco, pero mi GPA no solo reflejaba mis estudios, sino también mi participación en múltiples proyectos. Es fácil comparar tus logros con los de los demás, pero es una competencia imaginaria; cada quien tiene su propio camino.

Me parece más valioso contar experiencias reales que hacer una lista de logros impresionantes. Por ejemplo, tres semanas de prácticas en una pequeña agencia de marketing me enseñaron a comunicarme con la gente, a analizar sus necesidades y a desarrollar estrategias de negocio adecuadas. Lo que importa no son solo las herramientas que te dan, sino cómo usas la información y las conexiones con la gente que te rodea.

Proceso de postulación

El sistema de postulación en Alemania es relativamente sencillo y se basa principalmente en las calificaciones del bachillerato, sobre todo para la carrera que elegí. Para otras carreras, como medicina, se aplican criterios diferentes, y para biología, es necesario realizar unas prácticas antes de empezar los estudios.

En mi caso, el título de bachillerato y un ensayo de motivación explicando por qué quería estudiar la carrera elegida fueron los factores más importantes. El diploma alemán marca una gran diferencia, de forma similar al sistema de Numerus Clausus de los Países Bajos (un número máximo de plazas para acceder a una institución académica), donde debes alcanzar una cierta calificación para poder postular. El CV juega un papel secundario, pero el rendimiento académico del bachillerato puede generar mucha presión: por ejemplo, yo tuve un promedio de 1.2 en el sistema alemán y de 9.70 en el sistema rumano.

Otro aspecto fundamental es el idioma. Sin un certificado de alemán, no puedes postular en Alemania. La mayoría de las carreras exigen un nivel C1, mientras que algunas aceptan un B2, pero el dominio del idioma es crucial para integrarse por completo. Incluso para las carreras que se imparten en inglés, creo que saber alemán es necesario para la vida diaria y para integrarte de verdad en la comunidad.

Por qué elegí Karlsruhe

A diferencia de cómo funcionan las cosas en Estados Unidos, por ejemplo, las universidades privadas en Alemania son generalmente para quienes necesitan ayuda especial para estudiar o quieren estudiar a distancia. Yo elegí una universidad pública, del tipo de Ciencias Aplicadas, que ofrece una relación mucho más cercana con los profesores. En las universidades tradicionales, hay cientos de estudiantes en una clase, la interacción con el profesor es limitada y te conviertes en solo un número más en una lista.

En cambio, en las universidades de Ciencias Aplicadas, tenemos grupos pequeños —en mi primer año, éramos 120 estudiantes divididos en grupos— y tenemos laboratorios donde los profesores conocen el nombre de cada estudiante, responden preguntas y resolvemos ejercicios juntos.

En mi programa, tenemos un semestre de prácticas profesionales pagadas de seis meses, donde puedes trabajar en empresas como Porsche, Mercedes o SAP. El desempeño y las habilidades de comunicación son tan importantes como la preparación técnica: si te integras bien y demuestras competencia, puedes quedarte trabajando allí.

Costos de vida

En Alemania no hay matrícula, solo tasas administrativas que son de 200 € por semestre. Sin embargo, soy becaria de la Hanns Seidel Foundation, una beca basada en el mérito y la excelencia académica. Para la solicitud, necesité dos cartas de recomendación de profesores del bachillerato, mis calificaciones del bachillerato y de la universidad, un CV con mis actividades y una prueba de mi compromiso social. El proceso de solicitud fue muy riguroso porque tuve que demostrar mis logros de forma concreta.

La fase 1 consistió en entregar los documentos, y la fase 2 fue un fin de semana en la sede de la fundación en Baviera. Allí, hice un examen sobre conocimientos políticos, hice una presentación sobre mi compromiso social y escribí un ensayo sobre la migración ilegal en la Unión Europea. También participé en debates en grupo, discutiendo temas políticos y sociales como la baja representación de las mujeres en el Parlamento alemán y sus posibles soluciones.

Sin embargo, no era la primera vez que me ponían a prueba en un entorno así. En 11.º grado, hice unas prácticas de dos semanas en el Parlamento rumano con el Grupo de las Minorías Nacionales, donde aprendí a redactar proyectos de ley y a evaluar estratégicamente los asuntos políticos. Mi mentor político me enseñó a pensar de forma crítica y a analizar los problemas en toda su complejidad, no solo como verdaderos o falsos.

En mi caso, quería ajustar mis gastos a un presupuesto, así que vivo en una residencia de mi universidad, donde pago unos 300 € al mes de alquiler y casi 250 € al mes en comida, teniendo en cuenta que también como regularmente en el comedor de la universidad. También pago 170 € por mi abono de transporte, que es válido por seis meses. Puedo decir que vivir en Karlsruhe es bastante asequible y estoy satisfecha con los precios.

Amistades sin fronteras

La comunidad internacional de la universidad es muy activa. Hay muchos estudiantes rumanos y de Erasmus, y la universidad ofrece grupos y actividades con regularidad, desde comidas semanales para hispanohablantes hasta fiestas y eventos organizados por los consejos de facultad. ¡Siempre hay oportunidades para involucrarse, conocer gente y crear conexiones! Esta red de estudiantes y actividades hace que la experiencia universitaria en Alemania sea mucho más completa, tanto en lo académico como en lo social. En mi caso, también me reencontré con muchos antiguos miembros de Aspire, así como con compañeros del instituto a través de los programas Erasmus.

Estudiar más allá de los libros de texto

Algo particular de mi universidad es la combinación de la teoría impartida por los profesores y el componente práctico e interactivo. Las clases son más debates que clases magistrales tradicionales, y las asignaturas se centran en la aplicación práctica de los conceptos. Por ejemplo, en el curso “Business Process Automation”, aprendemos a planificar el funcionamiento de una aplicación o un sitio web y a estructurar los procesos.

La parte práctica incluye el acceso a los sistemas SAP, donde creamos nuestro propio sistema y automatizamos procesos simulados, comprobando si el plan diseñado por el profesor funciona y corrigiendo los errores.

Nuestro grupo es pequeño, de unas 20 personas, y los proyectos se realizan en subgrupos de cuatro a lo largo del semestre. Elegimos un tema entre varias opciones y dividimos las tareas según las habilidades de cada persona. Yo me encargué del marketing, la parte visual y la estrategia, mientras que los compañeros con más conocimientos de programación se centraron en eso. De esta manera, nos apoyamos mutuamente: donde unos saben menos, otros cubren los huecos. A diferencia de las grandes universidades, donde eres solo un número entre cientos, aquí hay una interacción auténtica con los profesores y compañeros.

Burnout: el costo oculto de la ambición

Todavía estoy aprendiendo a gestionar mi tiempo, pero he descubierto que tener una planificación clara me ayuda muchísimo. Establezco exactamente cuánto tiempo le voy a dedicar a cada actividad: preparar las sesiones, completar tareas, trabajar para clientes, proyectos de la universidad o de Formula Student, e incluso tareas personales y del hogar. La planificación también incluye un margen para imprevistos, para poder manejarlo todo sin un estrés excesivo.

He empezado a vivir la vida de una adulta ocupada, creativa y con un ritmo de vida acelerado, y he aprendido que solo con organización puedo alcanzar todas mis metas. Sin embargo, me di cuenta de que la planificación también debe incluir tiempo para descansar. Este año, estuve muy enferma porque no me di el tiempo suficiente para recuperarme y me exigí demasiado. Es fundamental tener momentos para no hacer nada, hacer ejercicio o relajarse para calmar el sistema nervioso. De lo contrario, el estrés constante afecta el sueño y la salud.

He aprendido que planificar no se trata solo de actividades, sino también de pensamientos. Si no sabes qué hay que hacer, te estresas aún más. Establezco tareas claras, prioridades y límites de tiempo para evitar sobrecargarme. Tiendo a decir que sí a cada proyecto que surge, lo cual puede ser peligroso. Esta disciplina me ha ayudado a gestionar mejor múltiples responsabilidades y a mantener un equilibrio entre las actividades, el trabajo y el descanso.

Construyendo coches en Formula Student

Formula Student es un proyecto internacional en el que las universidades construyen cada año un prototipo de coche funcional inspirado en la Fórmula 1, pero a menor escala. No hay un plano de construcción fijo; solo hay reglas y requisitos que el coche debe cumplir. Nosotras creamos todo el concepto, diseñando cada componente, incluyendo la aerodinámica, la suspensión y otros sistemas técnicos.

El primer semestre se centra en la planificación: diseñar el coche, definir el software y las placas electrónicas que controlan la aceleración y el frenado. A partir de marzo, comienza la construcción propiamente dicha: el chasis de carbono, el cableado y todos los componentes son construidos por el equipo. También debemos crear planes de negocio, informes de costes y justificar las decisiones de «fabricar o comprar» (make or buy), explicando por qué ciertos componentes se compran o se producen internamente. El proyecto está totalmente patrocinado, y las empresas que nos apoyan ganan visibilidad a través de logotipos en el coche y promoción en las competiciones.

Empresas como Mercedes, SAP y Porsche nos patrocinan, y a través del proyecto, tenemos contacto directo con estas compañías. En Alemania, el concepto de hacer prácticas durante la universidad es lo habitual; los estudiantes suelen trabajar unas 20 horas a la semana para estas empresas. Cada verano, tiene lugar la final de la temporada de Formula Student, con carreras internacionales en Hungaroring (Hungría), Red Bull Ring (Austria), Hockenheim (Alemania), así como en España y Estados Unidos. Los coches deben superar disciplinas como resistencia, conducción autónoma y diversos criterios técnicos y, antes de cualquier competición, se someten a estrictas inspecciones técnicas de seguridad.

Todo el conocimiento (know-how) se transmite entre generaciones de estudiantes; aprendemos unas de otras sin la intervención directa de los profesores. El profesor que nos supervisa solo está ahí para orientarnos, pero nosotras somos las responsables de la construcción completa del coche.

La mentalidad internacional

Siempre me he preguntado cómo quiero vivir, no cuánto dinero tendré ni cuántos lujos. Me centro en lo que me va bien, lo que me hace sentir bien y lo que me estimula lo suficiente. No parto de la teoría, sino que siempre pruebo las cosas de forma práctica para ver si me gustan o no. Creo que lo más importante es conocerte a ti misma, descubrir tus límites y preferencias, para poder vivir en armonía.

No quieres un trabajo que odies, trabajar más de lo necesario ni estar en un entorno que no te estimule. Por eso es fundamental que sepas lo que te gusta, lo que no te gusta y

Mi experiencia como CEO hecha a sí misma

Ya he terminado el cuarto semestre de la universidad y, a principios de 2025, lancé una empresa de marketing en Alemania, compaginándolo con mis estudios. Tengo clientes tanto en Alemania como en Rumanía, y la mayoría de estas colaboraciones surgieron a través de Aspire. 

La idea de mi negocio surgió en mi segundo año. Desde el principio supe que quería trabajar con clientes, sobre todo ayudando a pequeñas empresas que no tenían presencia online o no sabían cómo llegar a sus clientes en la era digital. Les ofrecía asesoramiento sobre estrategia, presupuestos, marketing eficaz y procesos que se podían automatizar entre ventas y marketing, para que su negocio